La insuficiencia de los archivos para atender las consultas de los ciudadanos se debe más a simple falta de medios que a un deseo obstruccionista de los funcionarios.
Cuanto más se abren los archivos a la consulta de todos (y aquí incluyo la ampliación de horarios, la celebración de actividades culturales, más publicaciones, más difusión en internet, etc.) más medios humanos y técnicos precisan. Pero paradójicamente, es en esos momentos de necesidad cuando los responsables públicos deciden (porque no les queda más remedio) invertir en ellos.
La obligatoriedad que marca la Ley de Memoria Histórica está obligando a la Administración a preservar los archivos que corren peligro de perderse y a abrir a la consulta depósitos tradicionalmente cerrados. Este es un buen ejemplo de como la presión social puede lograr que los archivos abran mañana y tarde, que posean todos sus fondos bien inventariados y que se conviertan en auténticos vehiculos de promoción de la cultura y la investigación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario